En su concepto más elemental, una empresa se constituye con un fin económico: ofrecer un producto o un servicio a unos clientes potenciales, generando unos beneficios. Cualquier desviación de ese planteamiento básico, representa, por así decirlo, una especie de perífrasis empresarial a través de la cual se persigue otro objetivo diferente.
Partiendo de este esquema básico, es obvio que una empresa fracasa cuando no genera los beneficios suficientes para su mantenimiento o bien, cuando estos no resultan lo suficientemente rentables según el criterio del empresario. Entonces, la empresa desaparece. Según las estadisticas, en nuestro país, bastante más del 50% de la empresas de nueva creación desaparecen antes del primer año de vida. Y de las que quedan, casi dos tercios no llegará a cumplir cinco años. Y por lo que indican la frialdad de los números estadísticos, la empresa informativa no se libra especialmente bien de esta criba.
¿De qué depende, pues, el éxito en la creación de una empresa? ¿Hay qué tener alguna consideración especial en el caso de una empresa informativa?
La creación de una empresa, para que resulte exitosa, debe considerar los siguientes aspectos:
- Tener un producto o un servicio que ofrecer, y por tanto, definir una actividad para la empresa.
- Tener un cliente potencial, bien definido, al que se dirigirá el producto o servicio de la empresa y del que se habrá valorado su estabilidad en el tiempo.
- Hacer un estudio de la estructura y oragnización necesaria que la empresa requiere para ofrecer su producto a satisfacción de su cliente potencial.
- En base al estudio anterior, hacer un estudio económico inicial, calculando la inversión inicial, costes de producción, ingresos previstos, plazo de amortización de los créditos y las instalaciones en caso de haberlos, etc.
- Tener actualizados balances fiables de forma regular, de modo que pueda establecerse con eficacia si la actividad dela empresa está siendo rentable o no .
Todos estos aspectos son básicos y en una empresa exitosa, no pervieven el uno sin el otro, de tal modo que todo debe haber sido tenido en cuenta y engranado convenientemente. Aunque, como es obvio, en función de la envergadura de la actividad empresarial que se pretenda desarrollar serán tanto más complejos los aspectos a considerar. Es frecuente, por otra parte, que que los proyectos empresariales tengan unos comienzos relativamente modestos y, si han dado con la fórmula correcta, vayan creciendo después. Las empresas informativas no están en modo alguno al margen de este planteamiento teórico. Las premisas a seguir para su éxito son, pues, las mismas que para una empresa de otro ámbito.
Se debe tener en cuenta, no obstante, la complejidad que puede representar la concreción de algunos de los aspectos de la actividad de la empresas informativas: ¿cuál es el producto o servicio que ofrecen? ¿y quiénes son sus potenciales clientes? Bajando del limbo de la teoría a la terrena realidad, ¿por qué cierra un periódico, una emisora de radio o una cadena de televisión? A final, todas la empresas que echan el cierre lo hacen por que dejan de tener beneficios y eso ocurre porque no es capaz de vender su producto o servicio de forma que genere más ingresos que costes. Bien por que pierde sus clientes o porque es incapaz de ofrecer su producto a un precio competitivo, los costes acaban siendo mayores que los ingresos y la empresa cierra balance tras balance con pérdidas que son insostenibles en el tiempo.
Los números que dábamos acerca de la baja proporción de empresas que logran integrar todos estos aspectos y sobrevivir, crecer y triunfar nos hacen ver que no es tarea fácil. Para una empresa informativa, quizá, tanto o más difícil.